Por @CiegoVisible, sígueme en Twitter
En numerosas ocasiones del discurrir del día a día, acontecen situaciones complejas de resolver. Otras veces pueden resultar esas circunstancias más sencillas pero sin duda cuando la discapacidad se encuentra en medio, la superprotección brota con mucha fuerza no dejando solventar dicho acontecimiento. Pongamos algunos ejemplos:
Yo mismo como persona ciega me encanta tender la ropa que creo no tiene mucha complejidad. La cuestión es que en mi casa al bajar a tender la misma, al principio sobre todo con la extrañeza de dicho acto, las persianas del patio comunitario se abrían a la vez cuando yo estaba en pleno acto y se debía a la extrañeza de que algunos vecinos vieran al ciego tendiendo la ropa como uno más cuando quizás para muchos sería más fácil que lo hiciera su mujer que ve y para eso está con él…
No es un ejemplo baladí pero tengo otros cuando estoy en la calle para cruzar y seguir una ruta nueva y así aprendérmela para otro día y al preguntar me responden: “Tranquilo, que nosotros vamos para allá y te llevamos a la misma puerta”.
Ante esa cuestión les vuelvo a interpelar:
– Pero entonces, ¿esta calle cuál es?
– Tranquilo chaval…, que vamos para allá y no te preocupes de nada…
Ya harto les vuelvo a decir: No, es que quiero saber por dónde es para así aprenderlo pues si mañana vuelvo por aquí y ustedes no están, saber llegar yo solo…
Como veis, se producen estas situaciones grotescas y al igual en los restaurantes cuando sin preguntarte mmi nada, te traen ya el filete cortado o todo ya preparado sin previo aviso. ¿No será mejor preguntar al interesado?
Esto sería lo lógico y también que el usuario final elija lo que mejor le plazca. Por ejemplo en los restaurantes el pescado como plato complicado de degustar se suele preparar por los camareros especializados en estas lides y ante la duda mejor consultar pues sino la persona con discapacidad nunca podrá equivocarse ni aprender por sí mismo y lo que parecía en principio una gran ayuda luego es totalmente perjudicial.
Dejemos aprender y buscarse la vida a cada uno y si no llega a poder o le es imposible pues el mismo pedirá ayuda. Terminemos con la típica frase de los orientales que dice: “NO ME DES EL PEZ…. ENSÉÑAME A PESCAR…”