Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’
La semana pasada me quedé, literalmente, pegado, atolondrado, sorprendido, estupefacto…., no me quedan calificativos, en el sofá de mi casa, viendo las noticias de la tele.
Un ciudadano de Granada, alquiló para el día de Nochevieja, una Casa Rural a –según siempre siguiendo la versión del noticiero- a un grupo de 40 jóvenes. Hasta ahí, todo normal, ¿verdad?. Cual fue la ingrata sorpresa de este granadino que, cuando llegó a su casa se encontró un espectáculo dantesco: la mayor parte del inmueble estaba literalmente destrozado. Y, en este caso, las imágenes de televisión y el desasosiego del propietario eran ineludibles, innegables. Otro en su situación, quizás, hubiera echado a llorar delante de las cámaras, hubiera montado un ‘pollo’ impresionante, insultando a los energúmenos, a los vándalos que han destruido una parte del sacrificio de muchos años de este señor y su familia, claro.

Si realmente fueron 40 jóvenes los causantes de esta masacre a mí se me plantean algunas cuestiones muy graves y no quiero, por favor, generalizar. ¿Qué sucede?. ¿No sabemos divertirnos, si no montamos bulla, bronca, violencia?. Mal asunto, pues. Si no sabemos respetar –sí, sí, soy muy cansino- repito respetar lo que nos rodea, sean personas, animales, edificios, etc., etc., no merecemos, de verdad, pertenecer a esta sociedad. Asimismo, si esta sociedad permite este tipo de acciones vándalicas dice muy poco de ella. Reitero: no es mi intención generalizar. No toda la ‘chavalería’ es así, ni actúa de esta forma tan irresponsable pero no pasemos por alto este tipo de incidentes que alguien puede calificar de aislados pero no es así. Fijaros los fines de semana. Si salís por las zonas de ‘marcha’, de copas o, simplemente a dar una vuelta con los amigos, con la ‘churri’, no hay vez que no nos encontremos con una papelera en el suelo – quemada en su defecto- vasos rotos en las aceras, algún rasguño en tu propio coche y un largo etc.
También eso es protocolo, amigos y amigas.