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Todavía hay gente buena en el mundo

Por @CiegoVisible, sígueme en twitter 

El próximo 20 de octubre se celebra en la Iglesia Católica el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND). La campaña para esta jornada de Obras Misionales Pontificias se basa en el lema Fe + Caridad = Misión y en la historia de Monseñor Kike Figaredo, quien ha cambiado la vida de cientos de personas en Camboya, entre ellas la de Mao. Al comprobar la fuerza de esta acción mediática, vinculada a la discapacidad, no dudé en indagar más y así confirmar que todavía existe gente buena en el mundo aunque pueda estar muy escondida.

 

Mao y Monseñor Kike Figaredo
Mao y Monseñor Kike Figaredo.

La campaña mencionada se centra en la historia de Mao, una joven de Camboya cuyo máximo sueño era ser bailarina. Por desgracia, una de las minas antipersona que aún quedan activas alrededor de todo el país escondidas desde la época de la dictadura de Pol Pot (1975-1979), frustró su sueño al amputarle una pierna. Ella habla a Dios de esta manera: “Señor, te había regalado mi vida. Había decidido bailar para ti. ¿Por qué me has hecho esto? Tú me has robado la pierna”.

Sin embargo, la vida de esta joven camboyana cambia con la llegada de una silla de ruedas tipo Mekong, con tres ruedas más fácil de manejar en el terreno local, y a través de las clases de danza para niñas en su misma situación, gracias a la labor de Monseñor Kike Figaredo, misionero y prefecto apostólico de Battambang (Camboya). A través de la obra de caridad del misionero, basada en una vida de fe, Mao recupera la ilusión y con su silla de ruedas… Vuelve a la danza.

Según Obras Misionales Pontificias, que han publicado un vídeo divulgativo, “son muchos los que, como Mao, se encuentran con muchas manos amigas y solidarias a través de la ayuda de un misionero. Monseñor Kike Figaredo es uno de los 13.000 misioneros españoles, que, repartidos en 130 países del mundo, unen la fe y la caridad como elementos sustanciales de la misión que realizan”.

Monseñor Kike Figaredo nació en Gijón en 1959, e ingresó en la Compañía de Jesús con 20 años. Ha desempeñado su labor misionera en Tailandia y Camboya, donde fue nombrado Prefecto Apostólico de Battambang en el año 2000. Es conocido como “el Obispo de las sillas de ruedas” por su trabajo con las personas con discapacidad víctimas de las minas antipersona, y por su labor evangelizadora a través de las obras caritativas.

Nos alegra enormemente esta noticia y reconocimiento a la tarea de este misionero, pues muestra la crudeza de la discapacidad en este tipo de países. Si el encuentro con la discapacidad siempre es traumático, en algunos lugares y más, de la manera como le ocurrió a la protagonista de esta campaña, que existan instituciones y personas que den esperanza y soluciones a estas realidades ocultas, nos parece necesario. Las elogio y aplaudo ampliamente por pensar que todo es posible y cuando se quiere se puede.

Puedes ver aquí el vídeo divulgativo que muestra esta gran labor.

 

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