En plena crisis mundial, solo se habla de problemas económicos, ausencia de valores o egoísmos financieros, la generosidad hacia los más desprotegidos: parados, enfermos, discapacitados, mayores, indigentes, etc. Se hace urgencia y parece que la sociedad ha dado la espalda a esos segmentos sociales sumidos en su indefensión.
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Aunque sin la tradición anglosajona, nórdica o centroeuropea, el movimiento del voluntariado en nuestro país va cuajando poco a poco y desmiente esa sensación de insolidaridad de la sociedad española.

Ayer se celebró el día del voluntariado. Además en este 2011, se han dedicado esfuerzos igualmente a recordarlo por la gran importancia que tiene. Inclusive, este verano con la celebración de la JMJen Madrid fue muy resaltado el voluntariado masivo en estas jornadas por lo bien que funcionó y lo bien que estaban formados los integrantes de esta fantástica labor.
Según datos facilitados porla Plataformade ONG a finales del pasado año, son más de 5 millones de personas que dedican parte de su tiempo al voluntariado en infinidad de actividades: acompañamiento a mayores, discapacitados a gestiones burocráticas o médicas, comedores, roperos para indigentes o inmigrantes;… y un largo listado de acciones que muestra la capacidad de entrega de nuestra sociedad, aunque no sea noticia y esté oculta entre tanta información política, económica y, por supuesto, de los grandes espacios que ocupa el mundo rosa, mal llamado del corazón.
Cuando una sociedad acuciada por los graves problemas que sacuden a millones de personas, se ocupa precisamente de entregar parte de su tiempo a esos grupos necesitados, habla bien de que a pesar de todo, hay un halo de esperanza en que nuestra sociedad no es insensible al dolor. Otro dato alentador de la sensibilidad de la sociedad española es que siempre que hay una catástrofe natural como el terremoto de Haití, España es uno de los países más generosos en ayudar a esos pueblos, no solo por la vía oficial sino por las aportaciones de los ciudadanos.
No se trata de una oda ilimitada a los españoles, simplemente es constatar un hecho que mejora con los años aunque todavía estemos lejos de esos parámetros solidarios.
Si el trabajo que desarrollan los cinco millones de voluntarios tuviera que asumirlo las distintas administraciones el presupuesto sería enorme e inasumible. Por ello, los voluntarios son un valor añadido e incalculable, además del monetario, es, por encima de cualquier otro valor, un signo de madurez y compromiso de la sociedad por una parte de la misma que necesita la ayuda y la solidaridad de sus conciudadanos. Afortunadamente es un valor intangible que cohesiona a una sociedad inmersa en una crisis sin precedente.
Terminemos dando las gracias a cada uno de vosotros que sois voluntarios por vuestra labor callada pero imprescindible, porque da igual el donde, porque en este ámbito lo importante es realizar dicha actividad para llegar a donde no pueden llegar las ayudas oficiales. Si nunca lo has intentado, es tu momento de hacerlo y buscar de todas las posibilidades que se te abrirán, la que corresponda mejor a tus cualidades e inquietudes. Se voluntario… es un valor a realzar cada día más…