Por Invidente pero visible, Mariano Fresnillo. Sigueme en twitter: @ciegovisible
Hace unos días salió publicada una noticia en un canal televisivo que me chocó: “Alquilar un vehículo adaptado es misión imposible para personas con movilidad reducida, porque la mayoría de las empresas de alquiler no tienen estos coches. Un usuario de silla de ruedas comenta en el programa los problemas que tiene para alquilar estos coches y lo costoso que es adaptar el vehículo propio. Lambea es la única empresa en España especializada en este tipo de alquiler”.

Parece mentira que estas cosas ocurran y que más de uno piense: “Normal, como son pocos usuarios de este tipo… no merece la pena y no es rentable y de ahí esta carencia indicada en este sector”. Es indudable que en este momento de recorte y crisis acuciante, este tipo de carencias se encuentren normalizadas y como no cubren un mercado potencial rentable, se entienda comúnmente que sean minoritarias dichas empresas o inexistentes.
Pero…, ¿esto es entonces la sociedad del bienestar? Creo que cuando en el mercado una serie de servicios esenciales para sectores de población concretos, no se pueden cubrir por particulares deben de ser cubiertos por la administración pública para así garantizar una sociedad democrática igualitaria y equilibrada. No es lógico que una persona que pueda necesitar un coche adaptado sólo pueda recurrir a una empresa y que entonces en algún momento seguramente pueda quedarse colgado por falta de posibilidades de conseguir un vehículo de estas características.
Ocurre igual con muchos más ejemplos y discapacidades y como prueba la sordoceguera. Tengo un amigo sordociego que con su madre realiza todo tipo de actividades diversas pero aparte de ello, descubrieron la madre y él que había surgido un nuevo aparato que permite a las personas sordociegas comunicarse con el exterior al teclear palabras en sistema braille en dicho terminal y aparecer para el público sin discapacidad en tinta y así mejorar la comunicación. El terminal además por vía Bluetooth se conecta a su móvil y puede interactuar con llamadas y mensajes con quien quiera y claro está que para este colectivo minoritario (se calculan unas 6.000 personas en España), la inversión en nuevas tecnologías es esencial pero no existen muchos recursos para emplear.
La madre de Carlos, me comentaba que este terminal que a su hijo le proyecta al exterior, le comunica con muchas personas con o sin discapacidad, tiene un coste muy alto, (unos 3.000 €) y tuvo que pedir un crédito al banco para poder adquirir para su hijo el “exilín” que así se llama. Y… ¿no sería lógico que siendo esencial para estas personas en la comunicación, se facilitaran altas subvenciones e inclusive se regalara si fuera preciso?
Creo que no se opondría casi nadie al entender que en estos casos dichas tecnologías son básicas para un uso esencial de estas personas. Sería un dinero bien aprovechable y eso sí, garantizaría esa sociedad del bienestar para aquellos que les es más difícil el día a día. Cuando una sociedad tenga en cuenta estas carencias e intente cubrirlas de alguna manera, estará de verdad alcanzando lo que anhelamos muchas veces desde estas páginas: “Conseguir un mundo para todos”.