Confesiones desde un videoblog. Por Ignacio Estrada
Con un presupuesto irrisorio para los tiempos que corren, y más en Hollywood, llega a nuestras pantallas una de las comedias sorpresas de la temporada en USA, rumores y mentiras, protagonizada por la últimamente solicitada Emma Stone (Bienvenidos a Zombieland).

La historia es una versión moderna, y más juvenil, de la famosa novela de Nathaniel Hawthorne, La Letra Escarlata, aquella que trataba acerca del juicio público por adulterio que sufre una mujer en el siglo XVII. Aquí todo empieza con una mentira que se convierte en rumor, y si no puedes con ello lo mejor es unirte. Así es como Olive (Emma Stone) pasa de ser una simple estudiante a convertirse en la más popular gracias a su fama de “chica de moral distraída”. Todo ello dará lugar a mil enredos que van desde un acoso por parte de unos fanáticos religiosos hasta un adulterio en todo regla.
El principal acierto de la película es que recuerda mucho al cine de John Hughes, un cine añorado por la generación de los ochenta, y que aquí empieza siendo un homenaje para terminar siendo un plagio gracioso, pues en un momento dado Emma Stone predica que le gustaría vivir una historia como las que firmaba susodicho director. Ni que decir tiene que hay planos homenaje a No puedes comprar mi amor o Todo en un día.
¿Políticamente correcta?
Según avanza el metraje de la película podemos observar que algunas palabras mal sonantes han sido cambiadas aposta para que la película no recibiera una calificación moral alta en EE.UU. y así llegar a más audiencia, pero la gracia radica que es consciente de ello, y lo mejor, se ríe y mofa de todo ello, principalmente en boca de los personajes adultos. Hay que destacar aquí la presencia de Stanley Tucci (El diablo viste de Prada) y Patricia Clarkson (Shutter island), como los padres de Emma Stone, quienes son los roba planos por excelencia cada vez que salen en pantalla.
La película se narra en California un estado políticamente correcto y al que están parodiando indirectamente, pues los religiosos del instituto con Amanda Bynes (Hairspray) a la cabeza no dejan de ser una secta de fanáticos, y por supuesto el tema de la infidelidad es tratado con mucho sarcasmo, y con un chiste referente a Florida, bastante inteligente.
Que dos celebridades del actual Hollywood tampoco salgan también paradas es un síntoma que la comedia americana está cambiando. Es de agradecer que entre tanta “Spoof movie” se estrene algo donde no todos los chistes sobre grandes estrellas sean tan obvios o vulgares.
La nueva princesa de Hollywood
Pero sin duda, aquello que hace funcionar la película extraordinariamente bien, es la simpatía, el encanto, y el descaro de la nueva princesa en llegar al firmamento, Emma Stone, quien gracias a esta película ha conseguido el papel de “Gwen Stacy” en la revisión que está preparando Marc Webb de Spiderman.
Esta chica de Arizona que aparentemente es pelirroja, pero es rubia, ya despunto un poco en Supersalidos, pero su nombre empezó a oírse en los despachos de Hollywood gracias a una de las películas revelación de año pasado, Bienvenidos a Zombieland, donde demostró que también sabe repartir mamporros.
Al igual que siempre ha existido una reina en Hollywood, últimamente es Julia Roberts, Emma Stone bien puede ser una princesa como Anne Hathaway lo fue en años anteriores o Molly Ringwald lo fue en los ochenta durante el reinado de director antes nombrado John Hughes.
Aire fresco con olor clásico
Como suele pasar en este tipo de cine la película no tiene una solución innovadora, y minutos antes del final, la estructura comienza a desviarse hacia el final feliz y bonito de toda comedia clásica que se precie. Con ello no quiero decir que sea malo sino que siguiendo los cánones que el director Will Gluck ha marcado desde el principio, se nos hace un poco flojo.
Constantemente se está haciendo referencia al texto original de La letra Escarlata, es decir, que no es un simple versión, y es de agradecer que la introduzcan como parte de la historia, pues refuerza la parodia de dichos hechos, algo similar a lo que ocurre con los homenajes a las películas de John Hughes, forman parte de la historia, no son simples referencias.
Del balance general nos quedamos con un sabor de boca positivo pues tiene unos créditos curiosos, unos actores jóvenes interesantes, guiados por unos secundarios de lujo, y una historia no novedosa pero muy simpática. El gran reproche podría ser el exceso de canciones que habitan por toda la película con la única intención de vendernos un álbum a la salida de la sala.
Puntuación: 7/10