Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’. Sigueme en twitter: @protocoloaguado
Como no podía ser de otra manera, la final de la Copa del Rey empezó con polémica y ha finalizado con más pena que gloria. Parece que vivimos envueltos en una constante polémica y que los barullos se montan antes de que se produzcan. Tras las declaraciones de la ínclita Presidenta de la Comunidad de Madrid, Doña Esperanza Aguirre quien, quizás, en el fondo no le falte razón pero en las formas se equivocó, montó el ‘pollo’ y aquellos que querían faltar el respeto a los símbolos que están reconocidos en la Constitución, lo hicieron con total libertad e impunidad en los prolegómenos del acto deportivo.

La cuestión es que, una vez más, -y las que te rondaré morena- parece que todos tenemos miedo a pedir que se respeten los símbolos nacionales. ¿Por qué?. ¿Por qué se nos va a tachar de fascistas, de ‘derechones’?. Pues mal vamos. Los símbolos están para respetarlos y punto. Igual que las ‘colas’ para comprar las entradas del cine o del teatro están para respetarlas. De eso, hablaremos otro día.
Todos esto, como siempre suelo decir, me produce un vértigo tremendo. Qué les estamos enseñando a las generaciones venideras. ¿El todo vale?. Puedo entender que se reclame libertad de expresión como algún listillo político ha escudado en su argumentario para defender no sé qué. Eso sí, buenas fotos se han hecho los representantes de los ciudadanos en las puertas del Congreso y con los ‘leones’ de testigos. Me parece una ‘catetada’ del tres esas fotos aparecidas en prensa donde unos diputados posan con las respectivas camisetas de los equipos del Bilbao y del Barca. Y, encima, van los medios de comunicación y se las publican. Tremebundo.
Y lo más grave es que, tras el partido, ninguna estancia ha denunciado los pitos, silbidos, en definitiva, la total falta de respeto, insisto por enésima vez, a los símbolos que son la identidad, salvo que haya cambios, de nuestro país. Si los que pitan, reclaman respeto a sus propias identidades, ellos deberían hacer lo mismo con el resto de las identidades, incluida la española, ¿no creéis?