Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’. Sigueme en twitter: @protocoloaguado
Os escribo esta vez regresando desde EL HIERRO. Sí, sí EL HIERRO todavía existe, a pesar de que un volcán se la quiera tragar. Es una preciosa ISLA que se encuentra en el Archipiélago canario y que estos últimos meses ha sido noticia por la erupción de un volcán que ha traído en jaque a la población herreriana y, cómo no, a las autoridades locales, autonómicas y estatales.
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El caso es que, como suele ocurrir en estos casos, cuando las cosas dejan de ser noticia y/o titular de portada en los medios de comunicación parece que no existen o nos olvidamos de ellas. Ésto es una fea y mala costumbre de los mass media y a lo que, tristemente, los lectores, oyentes, nos acostumbramos.
La parte sur de esta Isla se ha visto avocada a una cambio en su medio natural de supervivencia por las causas naturales arriba mencionadas, pero eso no quita que evitemos TODOS, caigan en el olvido, simplemente, porque el peligro ha pasado ¿?.
No, no nos equivoquemos. La ‘tierra’ está en calma pero en cualquier momento hay que desalojar aquello, pero mientras pase el tiempo y eso no ocurra, sus gentes han de sobrevivir. El ¿cómo? Esa es la cuestión. La principal fuente de ingresos –el turismo- se ha ido al garete y –lo acabo de vivir en primera persona-, lo que es peor, el pesimismo ha invadido y ha eliminado la alegría de los isleños acostumbrados a ver cómo los buceadores sumergían sus equipos por las aguas atlánticas calificadas como las más salubres y limpios del entorno marino.
Tenemos que hacer algo y cualquier iniciativa que se ponga en marcha es poca con el fin de devolver la actividad, el bienestar, la alegría, insisto, a esta gente que lleva años luchando por conservar su terruño y que los caprichos de la madre naturaleza les han obligado a cambiar el chip.

El poco tiempo que he tenido disponible para leer la prensa canaria que ha dado cuenta de algún que otro proyecto para impulsar una zona de facto ‘tocada’ y a la que costará recuperarse. De todas las propuestas la que mejor pinta tiene es una planta eólica que daría abastecimiento eléctrico a toda la Isla. Supondría un relevante aldabonazo y, lo más importante, la creación de puestos de trabajo, pilar fundamental en los tiempos que corren.
En fin, sirva este humilde artículo para homenajear a los herrerianos y, asimismo, dar un aviso cariñoso a todos para que EL HIERRO no caiga en el olvido. Afortunadamente no ha habido víctimas. Lo habitual es que se nos conmueva el corazón cuando hay grandes desgracias. Ésta de la que hablamos tiene otro perfil pero no deja de ser una desgracia, una ruina para muchas familias que ya tenían montado sus negocios, sus modus vivendi y que, de repente, se viene todo abajo.
No podemos dejarles a la deriva.