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¡¡Para qué!!, si luego no lo utilizan…

Me encontré el otro día en el metro a un hombre que me acompañó a realizar uno de esos transbordos larguísimos y mientras andábamos por pasillos interminables, surgió el tema de la accesibilidad universal pues él trabajaba en una empresa que se dedicaba a la señalética justamente en transportes públicos como en el suburbano madrileño.

Me indicó que muchas empresas que les plantean adaptar en sistema braille los carteles informativos les responden que para qué…, si luego los ciegos no lo tocan ni lo utilizan…

Me indignó el planteamiento. O sea, que como somos pocos y encima creen que es un material aparte de caro, inusable por nosotros…, ¿para qué hacer ese esfuerzo si no sirve de mucho?

A este hombre le conté indignado que si no se habían planteado estas empresas que a lo mejor no estaban bien adaptadas las cartelerías y colocadas quizás en lugares inalcanzables para un buen uso. Suele pasar eso, que aunque estén bien producidas, luego el operario de turno al colocarlo lo hace en el espacio más apropiado porque desconoce el lugar mejor. Y entonces…, ¿Dónde sería el sitio correcto?

Pues muy sencillo, evidentemente a la altura de nuestras manos para poder tocarlos y siempre en el mismo lugar y no cambiarlo en función del diseño de una u otra estación del metro. Si se colocan siempre por ejemplo, nada más llegar a un andén en la pared de la derecha mirando a las vías, invariablemente hay siempre deben de ir ahí, pues si lo cambian ya nosotros no sabemos dónde han ido a instalarlas.

Al igual, otra zona donde se posicionarían genial es en las barandillas de cualquier escalera, pues cuando tocamos a la fuerza para subir o bajar, si aparecieran los puntos braille ahí, es genial pues indicarían hacia donde te llevan dichas escaleras. Como comprobáis, es mucho más sencillo y práctico pero hay que saberlo.

La otra cuestión es el hecho de no adaptar las cosas pues luego se duda de su utilización y de la cantidad de usuarios. Es evidente que si por ejemplo en un acto público no va a existir un intérprete de lenguaje de signos para las personas sordas que suele ser lo más habitual, entonces nunca asistirá este colectivo. No sería al revés…, si hubiera siempre intérpretes, seguro que asistirían más personas sordas pues tendrían la posibilidad de hacerlo. Otra cuestión es la carestía y quien lo pagaría pero desde luego al final se rentabilizaría or el buen uso y de esto estoy seguro de ello.

Ocurre igual con el braille en zonas ya habituales que ya casi nadie se fija y ni llaman la atención. Me refiero a los medicamentos o en los ascensores que casi ya extraña no verlo puesto y por ejemplo yo me enfado mucho cuando no se incorporan pues acostumbrado ya a tenerlo, la ausencia duele también mucho pues ya estabas acostumbrado.

Terminemos con el lema de siempre: todo es rentable en discapacidad pues nos ayuda mucho en la igualdad. Pregunten a quien sabe de estos temas para la producción de materiales específicos y para su posterior colocación y hagamos de estos elementos extraordinarios al principio que luego se vean como ordinarios después por la buena práctica de utilización de los mismos.

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