Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’
Desde hace algún tiempo se está produciendo un hecho que yo me permitiría calificar de insólito e inadmisible: Ruedas de Prensa en las que no se admiten preguntas por parte de los periodistas asistentes hacia los emisores de mensajes, hacia los que convocan estos eventos de comunicación.
En primer lugar quiero decir que la culpa, la responsabilidad total y absoluta de esta situación es de los propios periodistas quienes aguantan, soportan Ruedas de prensa, totalmente manipuladas y teledirigidas. Y yo pregunto, ¿por qué cuando empezó a ocurrir este lamentable hecho los profesionales de los medios de comunicación no se levantaban y se marchaban o, simplemente, no acudían a esta convocatoria.?
Estos días, estoy oyendo, leyendo que hay un leve, tímido movimiento de protesta, por parte de los comunicadores, para acabar con este fenómeno. Pues bien hace un par de días el presidente de un partido político con representación parlamentaria en la Cámara Baja Española convocó una Rueda de Prensa para decir que rompe relaciones con el Gobierno de España por el asunto de las listas electorales de BILDU. Comparecencia que no admite preguntas. ¿A qué viene esta tontería y esta incongruencia?.
Lo digo porque el pasado martes el portavoz de este grupo parlamentario accedió a las preguntas que le formularon sobre este asunto en un programa matutino de la cadena estatal de televisión.
Desgraciadamente, insisto, los periodistas y, sobre todo, los directores de los medios de comunicación han permitido este juego tramposo y, creo, va a ser muy difícil que a estas alturas de la película esto se pueda corregir.
Tenemos una prensa, en general, demasiado complaciente con los poderes públicos y los otros poderes (banca, empresa, instituciones representativas del poder económico, etc.etc.)
Las ruedas de prensa, lamentablemente, tocarán a su fin si no se remedia porque, por desgracia, los blogs, los confidenciales y las tertulias radiofónicas se están apoderando del espectro, del espacio que, antaño, ocupaban las comparecencias.
Incluso los encuentros con los medios que, habitualmente, se celebran los viernes en La Moncloa están muy descafeinados. Son un monólogo del extraordinario encantador de serpientes, portavoz del Gobierno que, a la sazón, es Vicepresidente y Ministro del Interior de un Gabinete que cada vez más, está en cuarentena. Y eso se palpa en el ambiente y si no, insisto, ‘tragaros’ una rueda de prensa de Rubalcaba.