Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’
Sí, sí un pedazo invento el móvil, como ‘La Casera’. Pero mientras esta bebida gaseosa nos acompaña en nuestros almuerzos, cenas, tintos de verano y sangrías varias…nos hace pasar estupendos ratos con nuestros colegas; por su parte, el móvil, a veces, puede convertirse en una compañía insoportable, sobre todo si se trata del celular ajeno, como gusta decir a nuestros queridos hermanos sudamericanos.
Todo en esta vida tiene sus limitaciones y, en el fondo, es muy sencillo que las nuevas tecnologías no se apropien del bienestar ajeno. Desgraciadamente, ocurre lo contrario. Me explico: cuando vamos al cine, al teatro o, hemos de visitar a un amigo en el hospital hemos de procurar, si no apagar el móvil, por favor, ponerlo en modo silencio. Realmente es muy desagradable, a veces, escuchar el ‘tiroriro, tiroriro’ o el tono de la banda sonora de ‘Misión Imposible’ o, por ejemplo ‘Paquito el Chocolatero’ cuando estás disfrutando de la última peli de Tarantino….
Al hilo de lo que aquí os cuento, últimamente el asunto del móvil se está convirtiendo en un artefacto bastante molesto en el suburbano. Desde que hay cobertura en muchas de las líneas del metropolitano, las operadoras se están poniendo las botas a costa nuestra y, encima, nosotros y vosotras hablamos más que antes, lógicamente. Pero no quiero que se me malinterprete. No quiero decir que esté mal o bien hablar por el móvil en el ‘underground’. No, no se trata de eso. A lo que me refiero es que, en multitud de ocasiones y os invito a que lo comprobéis en vuestras carnes, nos enteramos de las conversaciones por el excesivo volumen que algunos imprimen a sus elocuciones. Eso es lo que raya la molestia, el mal gusto y la falta de respeto por los que, o simplemente van pensando en las ‘musarañas’, los que van estudiando, leyendo, etc. etc. Sinceramente señor, señora, no me interesa lo más mínimo si mañana su tía va a poder sacar las entradas para el ‘Circo Price’, lo siento mucho pero no.
Me permito daros un consejo por una vez y sin que sirva de precedente: no habléis mientras conducís, por favor. Olvidaros de que os van a multar. Pensad, primero, en que está en juego vuestra seguridad y la de los que os acompañan. Si por vuestro trabajo o por cualquier otra circunstancia sois adictos al móvil, compraros un ‘manos libres’. Os aseguro que estaréis más tranquilos y los demás os lo agradeceremos, también. Tampoco son tan caros, si lo hacéis por los ‘leuriillos’ que os pueda costar. Os tomáis unas cervecitas menos y arreglado.
