Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’
Sí, sí, amigos, amigas, lectores y lectoras qué peñazo preparar los dichosos almuerzos o cenas de empresa.
A más de uno seguro que le toca….y no por sorteo sino porque ‘como te salió todo tan bien el año pasado, hemos pensado que te puedes encargar otra vez’. Dichosa frasecita que, a más de uno, le retumbará en la cabeza cuando se aproximan estas fiestas. No quiero daros la impresión de que odio las celebraciones. No. Pero nos imagináis –algunos sí que se lo imaginarán, porque lo sufren en sus propias carnes- la cantidad de tiempo que hay que invertir en los preparativos de este tipo celebraciones.
Que si el Menú sea bueno, bonito y barato.
Que haya cerca una zona para luego ir de copas.
Que haya un parking próximo o que tenga aparca coches.
Que sea un sitio tranquilo, a ser posible un reservado.
Que se pueda fumar.
Que se pueda tocar la guitarra.
Que sea un lugar accesible…, muy importante, por cierto.
Y un largo listado de condiciones para que todo el mundo esté contento, tranquilo, puedan limarse asperezas –que las habrá- entre los jefes, jefecillos y curritos –este último es el porcentaje más alto- y, en definitiva, pasar un rato agradable que es de lo que se trata, en estos casos.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el PROTOCOLO?
Pues, aunque parezca mentira uno de los aspectos más importantes y que siempre os reitero: aunque nos vayamos de fiestuki, de conmemoración, no perdamos la cabeza y respetemos a los demás, que también quieren disfrutar, como nosotros.
Cuando estemos en el restaurante, independientemente de que hayamos logrado ubicarnos en un reservado no montemos follón, intentemos haber cerrado previamente el menú. Asimismo, dejar bien acordado el precio. Si vais a tomar las copas en el mismo sitio también negociar el precio. Si no lo concretáis, ahí es donde vienen las sorpresas. Intentad reunir el dinero con antelación para que luego no tengáis que estar pidiendo los ‘leurillos’ en el propio local y, de ese modo, tampoco se ‘despiste’ nadie que suele haber mucho despistado cuando toca ‘rascarse el bolsillo’….
Si sois proclives a despendolaros estos días, no cojáis el coche, de verdad, no merece la pena. Los taxis funcionan muy bien y entre 4 os saldrá muy barato. Además, es un coñazo buscar parking o dejarle las llaves al ‘aparca’. A fin de cuentas, te vas a gastar lo mismo que si coges el taxi, insisto.
Por último y volviendo al Menú: no por elegir una opción copiosa vamos a contentar a todo el mundo. Yo, personalmente y es una opinión, insisto, personal, huyo de los llamados ‘menús degustación’. Procurad pocos platos pero bien elaborados y con una cantidad aceptable. Por cierto, a buen seguro que habrá algunos de vosotros que no pueda tomar o degustar ciertos alimentos, avisarlo (diabéticos, celíacos, ‘anisakis’, etc.etc).
Y, ante todo, casi lo más importante, ser felices y, así, los que nos rodean, también lo serán.