Como os prometí la semana pasada, en el artículo de hoy espero haceros pensar lo que supone nacer sin ver. A priori os parecerá una situación temible, pero comprobaréis que no es tanto como parece y que con una buena educación y técnicas adecuadas se puede vivir como una persona ciega desde el nacimiento con una vida normalizada.
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Un aspecto clave para el buen desarrollo de esa nueva persona ciega, cuando sale del seno materno y se reconoce enseguida su falta de visión, es la estimulación temprana para comenzar en seguida un programa de tratamiento. En los años 60 no se iniciaba hasta los tres años y se detectó afortunadamente que con buenas estimulaciones con el bebé, le favorecería siempre años más tarde, para aprovechar al máximo el resto de sentidos y percepciones en el mejor beneficio de la evolución posterior futura del niño.
La mayoría de cuestiones que nos rodean las percibimos por la vista, y es necesario suplir dicha carencia de otras maneras. Por eso, si afrontamos como describir a una persona ciega elementos eminentemente visuales como son un horizonte, una puesta de sol, el color trasparente del agua, etc., nos va a resultar muy complejo. Entonces, ¿Cómo se le podría trasladar esa información?

En el ejemplo de los colores se les suele asociar a todos con sensaciones y así el rojo se asociará con la pasión o el fuego, el verde con una pradera o con la calma…, pero otras imágenes si no las has visualizado antes, como decíamos en el caso de un horizonte…es imposible.
Ocurre igual con los gestos o semblantes. Muchos de ellos instintivamente los copiamos de alguien y surgen automáticamente, pero si no los hubiéramos visto nunca, no somos capaces de reproducirlos y una persona ciega de nacimiento puede ser muy extrovertida en sus acciones pero no en sus gestos que no nos dirán nada. En cambio, si has llegado a verlos, se quedan grabados para siempre.
Otras actuaciones que es preciso analizar son la movilidad en la infancia. Si de algo se caracteriza un niño o niña es que no paran quietos y sus energías las liberan corriendo, saltando y sin parar todo el día. Si ese niño o niña ha nacido ciego, tiene que trasladar esa acción en su ámbito y muchos de ellos cuando están quietos se balancean para así sacar la vitalidad fuera. A esto y a otros comportamientos similares se les llama “estereotipias” o “cieguismos”, que si están con un buen educador al lado deben de corregírselo inmediatamente.
Pero para mí lo más curioso en relación a mí que me quedé ciego ya de adulto, es que las personas ciegas de nacimiento sueñan sólo sonidos porque su cerebro no ha visualizado ninguna imagen y en cambio yo por ejemplo, sí sueño con imágenes a menudo. Además en mis sueños, aparezco en ocasiones con mi perro guía pero como si viera, con bastón, a veces corriendo pero de una forma extraña y muchas de las escenas se difuminan seguro que por el paso del tiempo.
En definitiva, como habréis comprobado hay realidades que para una persona ciega de nacimiento se le escapan, pero eso no quita que pueda llevar como es seguro que llevan, una vida totalmente íntegra y normalizada. Las claves como siempre insisto, la naturalidad, la educación, corregirle actuaciones incorrectas y enseñarle a conseguir llegar a sus metas por caminos distintos pero igualmente válidos, para conseguir al final el objetivo final: integrarse en la sociedad como uno más.