Por Invidente pero visible, Mariano Fresnillo. Sigueme en twitter: @ciegovisible
Me disponía a entrar en mi habitación del hotel, con lo que al abrir la puerta, instintivamente presioné el interruptor de la luz y dos amigos que me acompañaban extrañados me preguntaron: “Pero…, ¿para qué quieres tú la luz…, si eres ciego?”.

Esta anécdota que me da pie al comienzo de este artículo fue real y es que casos como éste ocurren todos los días. Efectivamente, cualquiera de vosotros que leéis estas líneas pensareis lo mismo que estos dos amigos míos, pero os tengo que decir que mi actitud de encender la luz es la correcta. Aunque nosotros no veamos, el mundo a nuestro alrededor sí ve y esto aunque parezca una perogrullada es una realidad que tienen que tener clara las personas ciegas. Y…, ¿porqué…?
Con otro ejemplo demostrativo, os servirá como muestra de lo que estoy planteando. Si en vez de situarnos en un entorno tan privado como una habitación de un hotel, nos situamos en un entorno más público y de más tránsito de gente como puede ser un baño en una cafetería, al entrar un cliente en dicho aseo si estuviera la luz apagada, lo último que esperarías es encontrarse a alguien dentro. El susto es morrocotudo y dicho ejemplo también me ha pasado, por lo que hay que tener mucho cuidado.
Las personas ciegas somos muy “visibles” y por eso es necesario que cuidemos estos detalles como otros por ejemplo con la imagen. Hoy en día es más sencillo controlar el tipo de ropa que llevas, el peinado que mejor te queda y cuestiones de este tipo con la ayuda de alguien de confianza será más accesible. Afortunadamente existen ya también aplicaciones informáticas o aparatos tiflotécnicos (tecnología para ciegos), que acercan estas cuestiones. Para elegir el color de la ropa, un aparato llamado “colorino”, al colocarlo en la ropa nos indica su color y aplicaciones como ‘Aidcolors’ en el iPhone realizan la misma función de ayuda.
Y asuntos muy del mundo del cine que se han estandarizado para las personas ciegas y que para nada son reales. Muestra de ello es la costumbre de que toquemos las personas ciegas la cara a quien acabamos de encontrar para así, hacernos una idea de quién es o cómo es. Se trata de una posición ridícula, tanto para una persona como para la otra, pues transgrede el ámbito personal de cada uno que hay que respetar. Aparte que no se adquiere una realidad total de esa cara, es anti-estético y aunque se permita y se entienda como natural, se trata de una conducta del pasado y que además en general los ciegos no solemos hacer.
Para terminar os quería a todos lanzar un mensaje muy importante en la línea de lo expuesto anteriormente. Esto es una tarea de todos y las personas ciegas tenemos que hacer el esfuerzo para estar presentes como uno más, pero también tú, si ves alguna o alguno con la ropa manchada, mala combinación de colores y cuestiones de este tipo visuales y de imagen, ten la libertad de decírnoslo. Pues si no lo haces, aparte de dejarnos con el ‘manchurrón’ todo el día con respeto y educación se pueden decir las cosas y se agradecerán sin ninguna duda.