Por Invidente pero visible, Mariano Fresnillo. Sigueme en twitter: @ciegovisible
Con este nuevo artículo, iniciamos la singladura en Socialnius y vamos a arrancar con esas cosillas que me suelen ocurrir a mí y que creo es muy válido compartirlas con vosotros al ser una experiencia que puede ser globalizada por todos. La semana pasada acudieron a la ONCE, cuatro jóvenes con su tutor para realizar un reportaje como trabajo final de un Máster de Periodismo que ahora les concluye. Pertenecientes a la universidad Nebrija de Madrid, las tres chicas y el chico son de República Dominicana y yo les insté a que me siguieran dos días con las cámaras de vídeo para que grabaran cómo es la vida de una persona ciega en todos los ámbitos.

Para ello, elaboramos un guión con todo lo posible que podía aparecer y yo ya me daba cuenta que si en ocasiones ordinarias a todo el mundo le impacta y le sorprende nuestro mundo de la ceguera en la época actual, a estos chavales mucho más porque desgraciadamente en su país, los ciegos dominicanos lo tienen más difícil y ellos mismos fueron los primeros que me lo reconocieron y se sorprendieron por las posibilidades que existen en España.
El título de este artículo fue el que elegimos para el reportaje: “Mírame con otros ojos”, porque ahí estaba la clave que queríamos conseguir con este trabajo: no tocar el sensacionalismo que nos resultaría fácil si quisiéramos, y mostrando mi vida como pudiera ser la de otra persona ciega enseñar al que lo pudiera visionar que se puede ser feliz estando ciego. Para ello toda la sociedad nos tiene que mirar con otros ojos y así romper las barreras de verdad que nos matan como son la pena infundida, la lástima sin peso y ver personas “normales” con necesidades especiales.
Y grabamos en numerosos lugares…en la oficina escribiendo braille, con mi ordenador igualmente, con todos los aparatos que tanto nos ayudan, en una cocina haciendo un café, y sin duda lo más peculiar fue enseñar los hábitos en la mesa a la hora de comer pero aquí lo hicimos de forma original. Uno de ellos, José Ramón se quiso poner en mi lugar y le colocamos un antifaz y junto a mí le iba indicando como comerse una simple ensalada, cuestión que le resultó complicada y al acabar me comentaba: “Ha sido como volver a nacer…”.
En esa tarde hubo mucho más y a una pregunta sobre mis hobbies, les respondí que la música, el cine y como no, el baile y para que no creyeran que me estaba tirando un farol, cogí a una de ellas María Isabel, y sin dilación nos pusimos a bailar un merengue sin problemas…, ¡¡cómo se movía!!

Al día siguiente retomábamos la grabación, dirigiéndonos a la piscina en que nado habitualmente para coger más imágenes y también en el metro y el autobús con mi perro guía Lillo, lo ágil y veloz que me muevo con él por las calles. Se quedaron sorprendidos por la fiabilidad de Lillo guiando en lugares conocidos al ir más rápido y ellos con las cámaras encima me decía una de ellas llamada Shaira: “Con Lillo parece que ves”.
Concluimos visitando en una residencia a mi madre, donde vive actualmente, empeño mío para demostrar a la sociedad que también las personas con discapacidad podemos atender a enfermos y personas dependientes sin que lo impida nuestra situación. Ante esta visita emocionante y el volcarles mi vida extensamente, otra de ellas Mercedes me comentó: “Cuando hablabas de tu vida y como superaste el trance de quedarte ciego… se me aguaban los ojos..”.
Y esto fue todo, algo más que un reportaje y que espero les valga para aprobar con buena nota este curso en España pero sobre todo para que aprueben con buena nota en haber descubierto lo que también compartían conmigo los cuatro. Se puede vivir siendo cada uno como sea, con discapacidad, sin ella, extranjero, estudiante, despistado, gordo, guapo, da igual…, lo importante es estar a gusto con lo que uno es y tiene haciendo las cosas a su manera y buscando la felicidad.