Olivier Vandewalle, un belga de 47 años, no pensaba que gracias a abrir su cuenta en Facebook recuperaría un mensaje que lanzó al mar 33 años antes. Era tan sólo un escolar cuando, durante una travesía en el yate de su padre por las Azores, decidió escribir una nota, introducirla en una botella y arrojarla al agua, esperando que alguien, algún día, leyera sus pensamientos. Facebook ha conseguido que la carta haya regresado a su remitente.
Cuando la inglesa Lorraine Yates descubrió la botella que encerraba la misiva de Olivier pensó que la mejor manera de advertir a su dueño era a través de la Red Social. Así, y aunque la nota incluía su dirección en Bélgica, se puso manos a la obra y no descansó hasta dar con él. Como prueba de su hallazgo, le dejó un aviso en su perfil y le envió una copia del mensaje, que había permanecido intacto y legible más de tres décadas después.
“Me sorprendió que me contactase”, asegura el hombre, en la actualidad padre de dos hijos. Olivier, que ya ni se acordaba de aquel mensaje, declara que al principio “no tenía ni idea de qué estaba hablando pero mencionó el nombre del barco de mi padre porque yo lo nombraba”.
Esta increíble historia comienza un día de 1977. Olivier, sólo por diversión, arrancó una hoja de su cuaderno y explicó en ella que era “un chico de 14 años y mi casa está en Bélgica”. Añadía que estaba “navegando en un barco de 18 metros, de nombre Tamaris” y que “acabamos de pasar Portland Bill, en la costa sur de Inglaterra. Hemos salido esta mañana”.
Después, metió el papel en una botella de vino, selló el corcho con cera de una vela para que el agua salada no pudiera entrar y la tiró al mar. 33 años más tarde, Facebook le ha devuelto la ilusión de cuando era un niño y le ha hecho ganar una amiga más entre sus contactos.
