Es uno de los empresarios de moda en el mundo gay, dónde arrasa y se ha convertido en un auténtico icono. Martín Mazza, tras su paso por el porno como gran estrella, disfruta de un éxito cuya guinda es el desarrollo de ‘Oh my God’, la revista que ha ‘sacado del armario’ a Jaime Ostos ‘hijo’ y que ha tenido una gran repercusión en la ‘prensa rosa’. Abre un hueco en su apretada agenda para atender a Fesibuknius. Sin censuras, así es Martín Mazza…
Es sin duda su gran pasión en la actualidad. Su revista, ‘Oh my God‘, ha hecho resurgir de las cenizas el mundo editorial gay, muy huérfano desde la desaparición de ‘Zero’. Algunos de sus trabajadores, incluso el propio Martín Mazza, pasaron por la desaparecida redacción. Desde hace unos meses dirige esta cabecera que ya ha tenido momentos gloriosos. Y la cosa no va mal, de bimensual ha pasado una periodicididad de “mensual, con una tirada de 20.000 ejemplares” confirma su principal editor.
La idea de Martín Mazza con ‘Oh My God’ es clara. “Los gays no solamente hablan de Boris Izaguirre, también de Carmen Lomana de Isabel Preysler, la gente gay no busca la noticia en la gente gay”. El objetivo del ex pornostar con su revista es contundente cuanto menos: “yo quiero un público gay real, quién quiera hablar del VIH tiene que ir a un médico, no a mi revista”.
El porno le ha llevado a Martín Mazza a lo más alto, a ser todo un pornostar. Y abanderando el porno homosexual, también ha logrado actuar con grandes figuras como Nacho Vidal. De camino entre Europa y Estados Unidos, Martín Mazza no descarta volver ya que es un mundo que elogia y en el que tiene grandes amigos: “La mejor gente con la que me he juntado ha sido en el mundo del porno”, sentencia.
En Facebook, arrasa. En su perfil, en la que afirma sólo “tengo amigos” suma ya 2.740 amigos, y porque no se puede tener más. Su página de fans también está desbordada con casi 3.000 seguidores. Y no sólo eso, hay unos cuantos perfiles creados con su nombre, pero no bajo su consentimiento, algo que denuncia. Así se muestra Martín Mazza en una nueva etapa de su vida, en la que como empresario, dirige una revista, una inmobiliaria y monta buena parte de las fiestas del mundo de la noche gay.
