Por Ignacio Estrada
Después de la estupenda The town, nos llega otro clon de Heat, pero un poco más desaliñada narrativamente hablando, pues son unos ladrones con mucho lujo, lujo que impregna la pantalla y nos hace pasar un rato entretenido.
No lo niego, me lo he pasado bomba con las estupendas secuencias de acción, pero donde en The town había una historia con un trasfondo de amistad y camaradería, aquí hay una sucesión de problemas que no llegan a conectar con la audiencia.
La historia se puede resumir en “la avaricia rompe el saco”: unos ladrones dan un golpe anual para patrocinarse juergas y vicios, principalmente. Este año debido a un giro en la historia deciden hacer dos trabajos, a pesar de que la policía les pisa los talones.
John Luessenhop en su segunda película demuestra que sabe mover la cámara en la secuencias de acción creando unos momentos muy videocliperos pero que no pasarán a la historia pues no son muy novedosos. Otro acierto como comentaba al principio es el lujo que impregna toda la cinta, desde los coches que conducen los ladrones hasta el bar que regentan, todo esto consigue que cuando acaba la película decidamos embarcarnos en un viaje a Los Ángeles.
Por la película se pasean actores de segunda categoría, Paul Walker (A todo gas) raperos que maltratan a su mujer, Chris Brown (Step up), viejas glorias galácticas, Hayden Christensen (Star Wars: episodios II y III), que no eclipsan en ningún momento al que es el mejor de toda la función, Matt Dillon (Algo pasa con Mary), interpretando al policía con problemas que les intenta dar caza.
En resumen, es una película de testosterona pura, donde no te aburres, pero no aporta nada nuevo al espectador que seguramente no tarde muchos días en olvidarla.
Puntuación: 5/10
