Hemos celebrado como cada año el 23 de abril el día del libro, y por eso quería hoy reflexionar sobre las razones de mi afición lectora. Ojalá que con ello os anime a practicar ese sano vicio que es el atreverse a degustar un libro, sea cual sea su género o temática. Lo importante es que nos ayude a disfrutar.

Ese impás fue duro, pero pronto volví a redescubrir el placer de volver a leer.
En aquella época, no existían tecnologías como existen ahora para acercar la lectura y tuve que recurrir a un aparato curioso llamado “optacón”.
Dicho artilugio transformaba cada letra en un impulso eléctrico por medio de una vibración al dedo índice, y poquito a poco ya que era muy lento conseguías leer un documento en tinta con buena tipografía, aplicando al texto una cámara que mandaba la información a la máquina para apreciar dicho carácter con la yema del dedo. Parecía aquello ciencia ficción y que te ibas a electrocutar de inmediato… Siempre recordaré cuando ya ciego muy reciente, pude leer con mi dedo de una cartilla la típica frase que me emociona al recordarlo: “mi mamá me mima…”. Esa experiencia como comprenderéis, es como volver a nacer pero eso sí, con 18 añitos…
Luego a través de cintas Cassettes y después, tras meses de constancia, mediante la magia de unos puntos misteriosos. Desde aquel “El Viejo y el Mar” hasta el que ahora leo, “El tiempo entre Costuras” han sido muchos los títulos descubiertos gracias a Louis Braille y a mi tenacidad aunque ahora, también el sonido me acompaña, ya en grabaciones de calidad digital y almacenados en tarjetas SD que me permiten, en un pequeño aparatito disponer de variedad.
El braille requiere constancia y aprendizaje, ocupa más pero es más auténtico y directo. El sonido es más cómodo pero pierde la ortografía y el ritmo de la lectura lo marca quien lo lee.
Y, no obstante, ambos métodos de lectura me son útiles y los practico con deleite. ¿Por qué?
Cuando leo sueño, viajo, amo, soy protagonista de la Historia, aprendo, sonrío, me estremezco, vivo. Pero, más aún, vuelvo a ver, recupero todo un mundo de colores, formas y dimensiones. Las descripciones son luz a mis ojos, los diálogos representan encuentros y los personajes creados son oportunidades únicas de acercarme a héroes, aventureros, hermosas mujeres y personajes dignos de admiración y hasta de rechazo.
Pero, además, la lectura alimenta mi afición por crear historias, cuentos, por inventarme otra realidad en el convencimiento de que, con ello, ayudo a que quien los lea, experimente sensaciones y sea un poquito más feliz.
Muchas gracias por hacerme creer que lo logro.
Y que, por muchos años, pueda seguir descubriendo el maravilloso mundo de los libros.