Por Invidente pero Visible, Sígueme en Twitter
Comprobamos en los últimos meses que, debido a la crisis, los índices de pobreza y exclusión social están creciendo, desgraciadamente, y nos alertan. Cuando indagamos en el ámbito de la discapacidad, estas cifras se elevan, pero gracias a organismos como la Fundación ONCE, por lo menos en España los números son más bajos, y de ello nos debemos de sentir orgullosos y contentos.

La ONCE y su Fundación quieren acabar con la discriminación de las personas con discapacidad en toda la Unión Europea, que se agravan con los efectos de la crisis: el 21% de los discapacitados de la UE se halla en riesgo de pobreza (16,8 millones de ciudadanos europeos), mientras que este riesgo se rebaja hasta el 14,9% para el resto de la población.
La Organización lleva 75 años en España con un modelo que, basado en la educación y el empleo, y la gestión del juego responsable, tratan de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. Numerosos recursos y ayudas salen de la Fundación ONCE para conseguir su objetivo de inclusión social, y en muchos entornos he escuchado decir: pero…, ¿Quién no tiene un recurso o una ayuda de la Fundación?
La Fundación ONCE ha impulsado desde el año 2000 –incluso en los últimos años de dura crisis económica-, un total de 42.000 empleos para personas con discapacidad gracias a su aportación económica, sus planes de formación y la cogestión de fondos comunitarios. Fundación ONCE suma trece años de colaboración con las autoridades europeas en este tipo de programas y, gracias a la cogestión de los fondos y una aportación adicional de 107 millones de euros por parte de la ONCE, se han logrado esos 42.000 nuevos puestos de trabajo, incluso con el mantenimiento del ritmo de generación en los últimos años, a pesar de la crisis.
Además, Fundación ONCE ha atendido a más de 180.000 personas con discapacidad en estos trece años, mientras que 53.000 se han formado en diferentes áreas (con especial incidencia en las nuevas tecnologías), para prepararse en la búsqueda de empleo. Y, además, el 50% de estos puestos han sido para mujeres y muchos han beneficiado a jóvenes.
“Detrás de estos números hay caras, nombres y apellidos, vidas”, ha destacado el presidente de la ONCE y su Fundación Miguel Carballeda, en un encuentro llevado a cabo en Bruselas con motivo de los 25 años de la Fundación y 75 años de la ONCE. Por ello, ha hecho un llamamiento al mantenimiento de esta prioridad por parte de los Fondos Estructurales, precisamente para lograr una mayor cohesión social y los objetivos de no exclusión de la UE para 2020, más necesarios que nunca en estos tiempos de dificultad.
La ONCE y su Fundación también impulsaron en Bruselas algunas de las iniciativas que ya están dando buenos resultados en España, como la contratación pública responsable desde un punto de vista social, una iniciativa que fija obligaciones para que los contratos públicos beneficien a las personas en riesgo de exclusión, un ejemplo que también sirve para involucrar al resto de empresas y compañías.
Por otra parte, la importancia de la incorporación de personas con discapacidad al empleo supone un éxito para los beneficiarios, sus familias y la sociedad en general, por sumar más efectivos al tejido productivo, en muchos casos personas que no se planteaban siquiera trabajar o hubieran tenido pocas posibilidades de lograrlo por sí solas.
Y se pone de manifiesto la importancia de la formación personalizada y continua, con una tasa de inserción laboral sobre el nivel de formación en torno al 24% que, además, beneficia especialmente a quienes tienen más problemas de acceso al empleo, como mujeres, jóvenes y mayores de 45 años.
Felicidades a la Fundación ONCE por estos 25 años de andadura y, sobre todo, por dar esperanza y prosperidad a muchas personas e instituciones para seguir potenciando las tres áreas por las que lucha: formación, empleo y accesibilidad en un camino siempre complejo y largo pero repleto de satisfacciones personales cuando se logran los objetivos.