Por @CiegoVisible, sígueme en twitter
Y después de la intriga, los nervios y expectación de cómo sería mi nuevo perro guía, ya está conmigo para por lo menos muchos años. Encantado de haber vivido de nuevo esta experiencia y de conocerle, es única y peculiar cuando llega el alumbramiento. Ya somos uno y a partir de ahora juntos caminaremos con lo que ya lo sabéis: Mariano y Herco.

Labrador blanquito con toques canela y la nariz sonrosada, de gran corpulencia pues pesa 38 kilos, está siempre contento moviendo su rabito y se hace querer cuando me mira y cuando al hacerlo yo, me arrimo a su cara y de repente surge un lametazo cariñoso mostrando su disponibilidad conmigo.
No puedo más que relataros el instante de la entrega que fue muy emocionante. El instructor que hasta hoy era su amo, deja de serlo al llevármelo a la habitación donde resido y me lo presenta y me hace la entrega. Para que no se ponga muy nervioso pues también para él son todo novedades y cuestiones nuevas, va de la correa y después de un paseo por la habitación para que el la reconociera con el olfato, de repente se dio cuenta que había en la sala un ser extraño que era yo y al detectarme empezó a olisquearme por todo el cuerpo y yo me dejé y cogí la correa del instructor para con ese signo a partir de ese momento ya era mi perro guía y todo lo que supone para mi vida.
Nos dejaron solos y ese período íntimo entre los dos fue de reconocimiento, de caricias, de jugar, de oler y de un montón de sensaciones indescriptibles que se explican mucho mejor con él delante.
En ningún instante dejó de mover el rabo ágilmente, cuestión que denota ser un perro feliz, pero en algún periodo por la incertidumbre del gran cambio para él, se puso a gimotear para así liberar tensiones y reflejar su cambio con ese gesto. Es necesario ponerse en su lugar, pues después del abandono de la familia que le educó en su primer año y posteriormente una vez con el instructor un nuevo abandono hasta recalar conmigo, ha estado varios meses viviendo en las perreras de la escuela de perros guía y de golpe le meten en una habitación confortable con un hombre que le pisa y le mira raro.
Son experiencias que marcan a uno y refuerzan el pensamiento de que soy una persona diferente, que tengo la suerte de a partir de ahora ir siempre acompañado por Herco y lo maravilloso que esta posibilidad me ofrece para caminar juntos. ¡¡Que se prepare Madrid que allá voy…!!