Por Invidente pero visible, Mariano Fresnillo. Sigueme en twitter: @ciegovisible
Hacer un crucero se está convirtiendo en misión imposible para las personas ciegas, a quienes las navieras, “por seguridad“, sólo permiten viajar si lo hacen acompañadas de otro pasajero sin discapacidad.

El CERMI, (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), ha recibido en los últimos meses dos denuncias de viajeros ciegos a los que distintas compañías de cruceros han negado sus servicios por cuestiones “de seguridad”.
El último caso es el de Cristina Martínez-Roldán, una mujer que hace dos semanas quiso contratar un crucero por el Mediterráneo con Pullmantur que la naviera le denegó por viajar sólo con su compañero, también deficiente visual, argumentando razones “de seguridad”.
Según explicó Martínez-Roldán a Servimedia, la única posibilidad que la compañía les ofreció fue hacer el crucero con una tercera persona sin discapacidad, algo que ellos rechazaron. Con la esperanza de que otro operador no les pusiera problemas y les permitiera contratar el viaje, ella y su pareja llamaron a la puerta de MSC Cruceros que, como Pullmantur, se la cerró por su discapacidad. Les exigía también un acompañante.
Pensando que a la tercera iría la vencida, la pareja probó suerte con Royal Caribbean, una naviera que, a juicio de Cristina Martínez-Roldán, hace gala de instalaciones adaptadas a las necesidades de personas con discapacidad y luego no deja que viajen sin acompañantes.
De hecho, la naviera, en su web, presume de haber comenzado “un proyecto multimillonario para hacer los viajes aún más accesibles” y de contar con un departamento de Accesibilidad, además de con instalaciones tales como rampas de acceso y señales en braille, entre otros servicios.
Ante esta situación, Martínez-Roldán optó por denunciar públicamente la discriminación que ella y su pareja han sufrido, afirma, sólo por el hecho de tener discapacidad. Lo único que pidieron, cuenta indignada, fue el favor de que el primer día, alguien del barco les enseñara un poco las instalaciones para posteriormente poderlas recorrer ellos de forma autónoma.
Parece mentira que siempre se aluda a motivos de seguridad para realizar este tipo de medidas discriminatorias, porque además en muchos de estos cruceros se vende alegremente como valor cualitativo la moda de la accesibilidad.
Las navieras argumentan que si adoptan estas medidas es “en beneficio” de los pasajeros” y siempre por la denostada seguridad”. MSC Cruceros lo ve muy claro. Sus condiciones de reserva ya lo especifican, dice. Rezan, concretamente, que “los pasajeros con una discapacidad física o psicológica deberán ir acompañados por una persona en buen estado de salud y capacitada para asistirles”.
Royal Caribbean y Pullmantur, por su parte, admiten que pueden llegar a denegar el acceso a una persona con discapacidad si no lleva un acompañante, y aseguran que lo hacen siempre “por seguridad” y después de haber estudiado cada caso individualmente. “Royal Caribbean estudia cada caso y es el grado de autonomía del pasajero el que condiciona si puede viajar sin acompañante o no”, afirma la naviera. Y añade que, tanto si el viajero va acompañado o no, la compañía le ofrece “atención y servicio”, porque así lo hace con todas las personas con discapacidad. Pullmantur subraya que la compañía “siempre vela por la seguridad de los pasajeros” y que, por tanto, si detecta que “puede haber algún peligro para ellos mismos” no permite su viaje. No obstante, reitera que estudia “caso por caso”.
Pero la denuncia de Cristina Martínez-Roldán y su pareja no es la única que ha llegado al Cermi últimamente, que ha recibido no hace mucho otra de dos personas también deficientes visuales, por lo que Ana Sastre, delegada de Derechos Humanos de este comité, pide al Gobierno que no permita el desarrollo de actividades económicas en su territorio que discriminen.
Sastre declaró que atendiendo a la Ley de Igualdad de Oportunidades, No Discriminación y Accesibilidad Universal (Liundau), ninguna compañía debería negar sus bienes o servicios a personas con discapacidad. Lo que ocurre, indicó, es que muchas navieras se escudan en que la Liondau es una ley española que no tienen por qué aplicar al llevar en sus barcos banderas de otros países. A ellos es a los que el Ejecutivo debería obligar, en opinión del Cermi, a respetar la accesibilidad y a no discriminar por razón de discapacidad si operan en España.
Sin embargo, añadió la experta, que ha asesorado jurídicamente a personas con discapacidad en situaciones como estas, el 18 de diciembre de 2012 entrará en vigor un reglamento de la UE que obliga a las navieras a “aceptar” a las personas con discapacidad en sus viajes y a garantizar su asistencia “en los puertos y a bordo de los buques de pasaje”.
Sin duda, noticia aberrante que vuelve a crear guetos absurdos e incomprensibles y además, en el tiempo más precioso para cualquier persona como es el del ocio. No se respeta aquí la decisión y autonomía de elegir, obligando a viajar encima con una tercera persona que…, ¡¡por cierto!!, ¿quien la pagaría?, y lo que seguro no se podrá evitar ees que vuelva a acaecer esta flagrante discriminación, ahora que empieza la temporada alta porque como hemos leído hasta diciembre no se va a regular. Ya lo sabéis, este verano…, ¡¡A LA MONTAÑA!!