Acudimos a la rueda de prensa de Morning Glory. Por Ignacio Estrada
Eclipsando al director, Roger Michell (Notting Hill), y a la verdadera protagonista de la película, Rachel McAdams (El diario de Noa), Harrison Ford demostró que sigue siendo una gran estrella a pesar de no hacer brillar mucho la taquilla últimamente, y presentó en Madrid su último trabajo, Morning Glory.

Respecto a su papel de periodista serio y respetable que acaba en un magazine matinal de variedades queriendo aspirar a más, comentó que “la ambición puede ser peligrosa, puede oscurecer tu vida personal, que es lo que le ocurre a mi personaje”. “No me importa interpretar papeles secundarios si la historia es interesante” añadió acerca del rol que juega en esta producción. “Estoy encantado con mi trabajo, respeto el periodismo, pero no me llama nada la atención” sentenció un Ford por el que apenas pasan los años.
McAdams estuvo muy orgullosa de poder haber trabajado con Harrison Ford y Diane Keaton, “no me dieron ningún problema durante el rodaje”, comentó entre risas y con relación a su papel de productora que tiene que poner orden entre ambos periodistas. “No tuve que usar ningún palo”, comentó respecto a los palos de goma que le regalo la reportera Romina Belluscio del programa de Cuatro, Tonterías Las Justas. A pesar de estar bien dotada para el cine de terror, en Morning Glory se pasa toda la película corriendo de aquí para allá, a McAdams no le gusta para nada el género, y es muy reacia a aceptar papeles de este tipo.

Al preguntarle sobre “la ley Sinde”, Harrison Ford se quedó perplejo, pues no sabía lo que era. El traductor le explicó en qué consistía y respondió: “estoy a favor de proteger los derechos de autor”, a lo que muchos asistentes le respondieron con unos aplausos.
“Hay periodistas muy respetables, pero cada vez hay menos objetividad en televisión, la gente ve la televisión que va con sus ideas” comentó Ford acerca del estado actual del periodismo.
De lo que habló poco el director Roger Michell, fue de lo más interesante, pues nos contó que el plano final de la película, ese amanecer que rodea toda la silueta de Manhattan, fue muy difícil de conseguir: “Manhattanhenge es un efecto que se produce dos veces al año, y es cuando el sol se alinea perféctamente con la cuadrícula que forma la isla de Manhattan, y al verlo desde un parque, la postal es increíble. Estábamos muy nerviosos el día de rodarlo, pues había nubes, y solo podíamos rodar ese día en concreto, minutos antes el cielo se despejó, y el resultado puede verse en la película, fue un momento glorioso”.

Respecto a la quinta parte de Indiana Jones, Ford comentó que “Indy aun no me supera físicamente, si hay un guión que nos guste a Steven, George, y a mí, seguramente se haga, pero aun no hay nada interesante”.