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‘Estos dos, sí que me han tocado el protocolo’

Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’

Me refiero, como no podía ser de otra manera, a un tal Mourihno y un tal Preciado.

Qué espectáculo tan bochornoso han dado estos dos llamados entrenadores. Pero tampoco dejemos de lado el esperpento que han creado los medios de comunicación, la mayoría deportivos, de este, repito, lamentable incidente.

Eso si, han demostrado -sobre todo Preciado- que les importa un bledo el Protocolo entendiendo como tal el respeto hacia el otro, el saber estar, etc. Uno por insultar llamándole al otro ‘canalla’. El otro por poner en duda la profesionalidad de un compañero de trabajo.

No me voy a poner del lado de nadie. En estos casos es muy difícil ser objetivo. Puedes dejarte llevar por el corazón, más que por la cabeza. Voy a intentar que no. Lo que más rabia me da es que -insisto en el apelativo ‘estos dos llamados entrenadores’- no han sido conscientes del flaco favor que le han hecho al deporte, en general, y al fútbol, en particular. Aparte de obviar el protocolo, como digo, han olvidado una regla de oro de la práctica deportiva: el ‘fair play’. Juego Limpio. Y este ‘juego limpio’ no cosiste en no dar patadas, empujones, en el área contraria, sino no dar patadas a través de las ruedas de prensa, de las comparecencias, de las declaraciones a las televisiones, a las cadenas de radio, etc.etc.

Por otro lado, este tipo de acontecimientos ponen a la altura del betún, no solo a sus protagonistas, sino a las instituciones que representan. Y, quizás ahí, es donde está la gravedad de este triste enfrentamiento. El Real Madrid y el Sporting, tanto monta, monta tanto, son dos clubes con una solera, con una historia detrás que representan unos valores que van intrínsecos a la filosofía de las comunidades a las que representan y al país que los une. No se merecen tener dos personajes de este calibre, sinceramente, independientemente de su valía como entrenadores. Siento ser tan duro y no pretendo montar polémica con este asunto que, a tenor de estar cerrado, ha de hacernos reflexionar de la importancia que tiene que los personajes públicos respeten unas mínimas normas protocolarias de convivencia. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: sus movimientos, sus pasos, son seguidos por millones de personas, entre las cuales se encuentran un buen puñado de público infantil y juvenil. A nuestros ‘menudos’ les están trasladando unos valores equivocados de lo que tiene que ser el deporte: superación, esfuerzo y respeto hacia el contrario.

Dejo para el final, también, el pésimo ‘papel jugado’ por algunos medios de comunicación –no todos, afortunadamente- apuntándose, como siempre, al carro de la polémica, de la bronca y, lo que es peor, poniéndose de lado de uno de los dos protagonistas de esta horrorosa película que, insisto, ha de hacernos pensar. No debemos permitir que vuelva a suceder. Los medios de comunicación están para informar, pero también para formar. Esto último, creo, se les están olvidando, por desgracia

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