Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’. Sigueme en twitter: @protocoloaguado
Los tiempos que corren de pesimismo, de falta de oportunidades, de crisis de valores –no solo crisis económica- de un vuelco total en las relaciones interpersonales que, muchas veces, están basadas en el twitter, facebook y demás, está degenerando, a mi modesto entender, en una dejadez absoluta de las formas y los buenos modales de nuestra sociedad.
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Y comento esto porque la semana pasada ha ocurrido un lamentable suceso que, como suele pasar, ha tenido poco eco en los medios de comunicación pero que, tristemente, sucede casi todos los fines de semana. Me refiero a una bronca monumental que se montó en una conocida sala de fiestas, discoteca o como queráis llamarla, situada en la calle princesa de Madrid, muy cerquita de la Plaza de España. Creo que no es necesario que os facilite mucho más datos.
Las versiones, una vez más, son contradictorias. Desde que la Policía Municipal irrumpió dando palos a diestro y siniestro, pasando porque había un exceso de aforo en el mencionado local y la policía, atendiendo a la seguridad de los allí presentes, ordenó el desalojo con el consiguiente mosqueo de los que estaban esperando en la calle para entrar. Fue en ese momento justo cuando empezaron los problemas y se armó la de ‘Dios es Cristo’. Las crónicas hablan de 50 coches patrulla, cortada la calle de la Princesa durante más de una hora, escaparates rotos, lanzamiento de botellas, vasos y todo objeto de valor y no valor. Todo ello con un escaso resultado de ningún detenido y dos heridos leves por contusiones. No me lo creo, pero bueno.
El caso es que -tambien me cuentan- el sábado pasado en un centro comercial del extrarradio de la capital, un grupo familiar estaba intentando disfrutar tranquila y amigablemente de una cervecita mientras presenciaban el partido de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid, y también presenciaron cómo un grupúsculo de energúmenos se enzarzaron en una pelea tras el primer gol del equipo visitante. El local estaba a reventar. Al igual que en el caso anterior, volaron mesas, sillas, jarras de cerveza…..en fin un cuadro.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué estamos tan exacerbados? ¿Toda la culpa es de la situación que estamos atravesando? ¿Somos un país de maleducados? ¿Nos gusta la bronca?
Dejo estas preguntas abiertas para que, si os apetece, si queréis cada uno de vosotros y vosotras las contestéis. Yo, a tenor de equivocarme, lo tengo muy claro. En cierto modo, todos estos comportamientos no se producen de la noche a la mañana. Son fruto de una malísima base social que existe en nuestro país. No hay una base educativa fuerte, resistente, que impida estas actitudes. Ojo!, que nadie me malinterprete. De vez en cuando salen imágenes peores en otros rincones del mundo pero es que da rabia cómo nos acercamos a esos modelos. Nuestra población y me permito hablar, más concretamente, de mi ciudad, era un perfil a seguir en cuanto a educación. Ahora todo vale, colarse en las filas del cine, pedir el primero cuando llegas a la panadería, al bar , nos enerva esperar más de treinta segundos a que salga el ticket del parking o el de la O.R.A….. ¿qué nos pasa?.
No nos dejemos imbuir por lo que nos rodea, o por lo que hacen los demás. ¿Se va a poner de moda romper escaparates, como expresión de protesta?. Creo que no es el mejor método. Está la palabra, el mensaje como mejor arma de comunicación.
Si es que hasta en el twitter se insulta la gente. Y si no que se lo digan a los recién asociados ‘Democracia Real, Ya’ que se acaban de constituir y ya están de movidas en las redes sociales, con insultos, amenazas y, dicen, vejaciones.
No, amigos. No. Por ahí vamos mal, pero muy mal.