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¿Es bueno tanta prohibición?

Por Javier Aguado, ‘Master en Protocolo y Ceremonial’

Iniciamos 2011 con una prohibición esperada, anhelada por muchos.

Para otros, una faena, un incomodo, una manera de coartar su libertad….o la excusa perfecta, el motivo ideal para dejar el vicio….de fumar.

Como todas las leyes prohibitivas y, sobre todo, las que afectan muy directamente a las personas, a su entorno, incluso a la economía suelen ser muy polémicas. Es muy difícil que se adapten a los intereses de todo el mundo, de todos los afectados directa o indirectamente.

Prohibido fumar - 'No me toques el Protocolo' - Javier Aguado
Prohibido fumar.

El caso es que esta ley y su aplicación lleva en el ‘candelabro’ -como diría aquel humorista ocurrente- y abriendo los informativos de las teles y los boletines horarios de las emisoras de radio durante días. ¿No os parece un poco excesivo este bombardeo que lo único que está logrando es que al fumador se le considere un ‘bichejo’ raro, AL QUE HAY QUE SEÑALAR, DELATAR SI LE ‘PILLAMOS’ FUMANDO en el ‘excusado’?. ¿No creéis que más que prohibir, habría que prevenir, que educar a todas las partes implicadas, fumadores y no fumadores?

Esta es la reflexión que me gustaría compartir con vosotros y vosotras. Muchos seréis fumadores empedernidos, ex fumadores que, aún todavía os gusta el aroma del humo o, por el contrario, lo odiáis con todas vuestras fuerzas. Algunos, incluso, lo están intentando por primera vez y, como decía, esta es una buena oportunidad para dejarlo. Pero, insisto, se podría haber evitado todo este embrollo mediático, político, de cruce de declaraciones de intereses creados si, previamente, y años atrás, hubiera habido una política seria de prevención del tabaquismo, de educación del fumador, de tolerancia de los no fumadores, de ayudas al sector hostelero para que éste pudiera habilitar espacios sanos y cómodos para los que fuman y para los que nos fuman…., en fin una pena que tengamos un Estado (me da igual del ‘color’ que sea) que no sea capaz de, insisto, prevenir, educar, formar y que, ante su impotencia e inutilidad, se dedique a prohibir. Lo más fácil, creo, es eso: cuando una historia no funciona me la quito de en medio y problema solucionado.

Y eso es lo que, pienso, va a suceder con esta ley. Algunos creen que se ha solucionado el problema del tabaquismo. Y, tristemente, no es así. Bastante tienen los fumadores con intentar dejar de fumar o, al menos, fumar menos. Vamos a ayudarles, no a señalarles con el dedo.

Y a los no fumadores ya que no les va a molestar el humo del tabaco, al menos, que no tiren (tiremos) el ‘sobrecillo’ de azúcar al suelo. Déjenlo, dejémoslo en la taza y, de este modo, habremos colaborado a tener una cafetería, un restaurante, más limpio. Que antes, el ‘mal ambiente’,no era por culpa, solo, de los fumadores.

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