El fin de semana pasado tuve la suerte de conocer ampliamente una zona de España que me encantó, la provincia de Burgos. Más concretamente, las comarcas cercanas a Lerma, Covarrubias y Santo Domingo de Silos, dónde el paisaje es exuberante y se puede también apreciar el canto gregoriano de los monjes del monasterio.

A 3 kilómetros antes de llegar a Silos desde Aranda de Duero se encuentra el desfiladero de la Yecla. Es una profunda y estrecha garganta modelada en materiales calizos que caracterizan el relieve de las Peñas de Cervera, de abruptos escarpes con gran diversidad de formas. El angosto desfiladero, horadado por la acción de las aguas del arroyo durante millones de años, tiene zonas con una anchura que apenas llega a los dos metros. En las cumbres anidan más de 100 parejas de buitres leonados. Una serie de puentes y pasarelas permiten recorrer la garganta en un sugerente paseo (600 metros), sobre cascadas y pozas. La bajada y salida se efectúa junto a las entradas de los dos túneles de la carretera. El desfiladero está incluido en el espacio natural de la Yecla y los Sabinares del Arlanza. Una serie de puentes y pasarelas colgantes permiten recorrer andando esta maravilla de la naturaleza, a cuyo fondo no llegan casi nunca los rayos del sol.

Allí me metí yo con mi perro guía Lillo, habiendo preguntado antes si era accesible y podría recorrer sin problemas dicha distancia o tendría algún problema. Como decía anteriormente al describir dicho paraje, le circundan una serie de andamiajes con plataforma y una barandilla con una verja de seguridad para incluso entrar con niños, como podéis ver en las fotos, que permiten disfrutar del entorno sin ninguna complicación y con mucha seguridad. Hasta Lillo, que cuando ve peligro o algún espacio no seguro no continuaría caminando, hizo el recorrido disfrutando igualmente del paisaje, olores y del aleteo de los buitres sobre nuestra cabeza, que seguro eso sí que no le gustaba tanto.
Sin duda muy recomendable para todos, y repito “para todos”, porque estas prácticas de utilizar algunas medidas de accesibilidad en espacios naturales no suele ser muy habitual. Seguro que más de uno, alzando la bandera del ecologismo diría que lo que se ha hecho en la Yecla es una aberración a la naturaleza por no preservar su entorno natural, masificándolo y destrozando el paraje al colocar los andamios.

Y me pregunto yo: ¿Y no será mejor que parques naturales como éste que por su inaccesibilidad no se pueden visitar, solamente se pueden ver en fotos sean accesibles?. Existen colectivos como las personas ciegas que nunca podríamos disfrutar de esta belleza. Seguro que más de uno diría: “¡¡para lo que van a ver los ciegos…!!”. Y hasta puede ser entendible, pero como siempre matizo en estos artículos semanales, estos lugares se perciben con todos los sentidos (olores de las plantas, tacto de las rocas, sonidos de las aves, etc.) en definitiva, multitud de sensaciones que todos podemos percibir. Que personas mayores, con discapacidad, niños, familias puedan acceder a la Yecla hace que esta riqueza paisajística tenga mucho más valor y con mimo y detalle en la obra que es preciso hacer, construiremos lugares y entornos accesibles “para todos”.