Dos Hombres y Medio. Por Paula Muniozguren
Cuando todo parecía encauzarse en el rodaje de la serie Dos Hombres y Medio tras la salida de rehabilitación de Charlie Sheen, los productores anuncian que la actual octava temporada, que había quedado paralizada por el último ingreso de su protagonista, va a ser reducida a 20 capítulos. De los ocho episodios que quedaron sin grabar, sólo se van a grabar cuatro.

A los amantes de la serie esto no debería preocuparles demasiado ya que seguro habrá novena temporada. Dos Hombre y Medio es una serie que no baja de los nueve millones de espectadores, incluso en reposiciones, por lo que está claramente destinada a la perpetuidad. Los que sí están preocupados son los trabajadores de la serie, unas 300 personas que ven como su trabajo no para de verse afectado no sólo por la inestabilidad del sector, sino también por los continuos escándalos de uno de sus principales actores. Y es que aunque Sheen había mostrado su voluntad de trabajar los fines de semana si era necesario, e incluso pagar un tercio del sueldo del equipo de grabación durante el parón, nadie va a pagarles estos cuatro capítulos que han sido suspendidos definitivamente.
El actor mejor pagado de la televisión, que incluso, y aunque no lo consiguió, amenazó con abandonar la serie si no le subían el sueldo a 1,5 millones de euros por episodio, no para de protagonizar escándalo tras escándalo: Sus problemas con el alcohol y las drogas le han hecho pasar por centros de rehabilitación en varias ocasiones, relaciones con actrices porno que se han hecho públicas, juergas de hotel de más de 36 horas seguidas que han finalizado con habitaciones destrozadas, intervenciones de la policía que han encontrado al actor desnudo y claramente afectado por diversas sustancias, incluyendo por desgracia denuncias de maltrato doméstico.

Lo que está claro es que sin Charlie Sheen Dos Hombres y Medio no podría existir. De hecho, el personaje interpretado por el actor y que casualmente se llama como él, parece ser un reflejo Light de su protagonista tanto en su gusto por las mujeres como por el consumo de alcohol. Un hombre que se niega a crecer, y que por cierto no le hace falta, que vive en una lujosa casa en Malibú gracias al dinero que le reporta el componer música y que se encarga de acoger a su hermano tras su divorcio y al hijo de éste, al que veremos crecer a lo largo de estas ocho temporadas de la serie, y que a su vez se ha convertido en el actor joven mejor pagado de la televisión.

Dos Hombres y medio, con un formato clásico donde los haya como es el de la sitcom, nos muestra a dos hombres solteros que sólo comparten apellido, domicilio y cierto “odio” por su madre, enfrentándose día a día a su relación con el sexo opuesto mientras que educan los fines de semana a un chaval poco listo en plena edad del pavo. Lo contrario a lo que hablábamos la semana pasada que pasaba con Modern Family, canalla y algo escatológica a veces, Dos Hombres y Medio resulta ser una serie controvertida que recuerda en su humor a la inolvidable “Matrimonio con Hijos” y que resulta demasiado atrevida para la sociedad americana. Sociedad que por otro lado, con su ya conocida doble moral, se debe sentir identificada con los protagonistas si tenemos en cuenta sus altos niveles de audiencia.
Por supuesto, ni la temática de la serie ni la persona de Charlie Sheen, que ha declarado “Jamás he actuado borracho ni drogado” y que aconseja ahora a Lindsay Lohan sobre el abuso de ciertas sustancias adictivas, han dejado indiferentes a los diversos sectores de la sociedad americana, quedando ésta dividida entre fans y detractores tanto de la serie como de su actor. Para muestra un botón, numerosas páginas en facebook lo demuestras existiendo los fans: “Deseo que Charlie Sheen sea mi tio”, “Charlie Sheen es mi modelo a seguir” o “Estás loco si no te gusta Charlie Sheen o Dos Hombres y Medio” o detractores: “Boicot a Charlie Sheen/ Deja de ver Dos Hombres y Medio”. La serie cuenta también con su página oficial en la red social que supera la cifra de 15 millones de seguidores nada más y nada menos.