Por Invidente pero visible, Mariano Fresnillo. Sigueme en twitter: @ciegovisible
En estos días previos a la Navidad, no sé si tú que me estás leyendo tienes tradición o no de colocar en tu casa, trabajo o donde sea un belén. Después de la polémica surgida en los medios sobre la mula y el buey, que al parecer no debieron estar ese día en el nacimiento del niño Jesús, te preguntarás: ¿los pongo o no?, mi visión al respecto es la que sigue:

Se sabe habitualmente que este tipo de textos evangélicos, aparte de muchas connotaciones de tipo religioso, histórico y de meditación entre muchos otros ámbitos, no deben de seguirse al pie de la letra porque en muchas ocasiones nos muestran simbolismos o recreaciones metafóricas de las que es necesario mirar más allá y leer entre líneas y buscar el verdadero o verdaderos significados. La escena la tenemos clarísima con el niño Jesús en su cuna, a su lado el padre José y su madre María al otro, en ese pesebre pobre y retirado del mundanal ruido. Entonces…, ¿Qué pueden simbolizar en este cuadro la mula y el buey…?
Los que miramos la realidad que nos circunda desde la marginalidad, por ser discapacitado o también valdría inmigrantes, homosexuales o los mismos animales, queremos que se nos tenga en cuenta, ocupar nuestro espacio y ser visibles en definitiva para el conjunto de la sociedad.
Aparentemente la mula y el buey no tienen mucho sentido…, ¡¡vamos…., que no pintan nada…!!, y se sitúan en la escena como miembros inservibles. Esto lo puede pensar mucha gente y por añadidura en nuestro entorno seguro que conocemos personas que por enfermedad, vejez o discapacidad, aparentemente no tienen un papel activo en ningún sitio y por eso…, ¿se les elimina del belén de nuestra sociedad…?
Inclusive existen seres vivos que como nuestra mula y buey están acompañando y siendo testigo fiel de lo que está aconteciendo. Todos tenemos nuestra función y espacio para utilizarlo y es injusto que por intereses la mayoría de las veces, se intente marginar o esconder seres por su inutilidad o por no poder ejercer una vida autónoma, activa y rentable para no sé quién…
Queremos estar todos también en el belén, como representación de una sociedad que en este caso, de hace más de 2.000 años, sería plural y defender así a nuestra mula y buey como símbolos de los que no hacen ruido, los que siempre están ahí, los que acompañan sin estridencias, el reflejo de las minorías y que como no, deben de estar por derecho y sentido, cerca del niño Dios venerándole para celebrar una gran fiesta.
Por eso, estas navidades en mi belén en medio de la mula y el buey, presidiendo como uno más tal escena divina, he colocado también un perrito labrador negro pero eso sí, al igual que mi perro guía Lillo, con un arnés de purpurina y ya todos podamos deciros abiertamente en este 2012 que ya llega a su fin:
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2013