
En la era de internet uno ya se puede organizar el viaje en horas, y eso es lo que me tocó hacer la pasada Semana Santa. Con sólo un día de antelación supe que podría tomarme una semana de vacaciones y me decidí por irme a Tailandia.
Ahora que en las noticias y grupos de Facebook está desgraciadamente de moda por su conflicto político que pude vivir en sus inicios durante el viaje, quisiera aprovechar para contaros detalles de un país fascinante, mal representado en algunos foros al focalizar en Tailandia algunos males endémicos de los países pobres, como prostitución o explotación infantil.
Tailandia acoge al extranjero con respeto pues sabe que de ahí puede venir la riqueza que falta a un país que por lo demás tiene de todo. Nada más aterrizar en Bangkok el simple saludo de las azafatas o en cualquier lugar, es un gesto de respeto que nosotros como latinos devolvemos de forma instantanea pero que fascina y sorprende a otra gente de cultura más fría.
Bangkok, el inicio de mi viaje, es posiblemente una de las ciudades más caóticas del mundo, por lo que si eres amante del orden este no es tu sitio. Por ello, cada esquina, cada calle o cada tienda pueden ser una sorpresa. Con un buen sistema de tren elavado, que sin duda es la mejor opción de transporte, Bangkok se presenta como una ciudad en la que puedes disfrutar de todo lo que podrías pedir a una gran urbe: movimiento, diversión, compras y también cultura.La ciudad es especialmente interesante cuando cae la tarde. Un paseo por las calles del centro, rodeados de gente y con miles de puestos callejeros que aparecen de la nada y desaparecen a media noche. En estos puestos puedes encontrar desde la comida más deliciosa, a la más extraña, pasando por todo tipo de puestos de ropa, regalos, souvenirs, y claro está todos los dvds y música pirata que quieras (aquí la SGAE no llega).
En mi viaje tuve la suerte de poder pasar varias jornadas exclusivamente sólo con tailandeses y puedo decir que me llevé una agradable sorpresa. Los tailandeses son generosos, amigos de sus amigos, y sobre todo, les gusta divertirse. Es muy normal que tras un día de trabajo, los trabajadores se vayan a celebrar juntos la tarea bien hecha, en muchos casos con el mismo jefe.
Sin duda a nosotros nos suena, pues lo hacemos muchas veces, pero creedme que no es ni mucho menos lo habitual, preguntarle a un sueco o un alemán. A ellos en cambio en vez de irse de cañas, les van mas los restaurantes con música en directo o los karaokes, el vicio numero uno en Asia.
La noche de Bangkok es una de las mejores de toda Asia. Hay locales con música internacional y un muy buen ambiente en todos ellos. Las discotecas están muy bien y las bebidas siguen la pauta asiática, ofreciendo bebidas a la manera europea, no española, no mucha cantidad ni mucha variedad, pero al menos aquí no nos dolerá tanto la cartera por un par de copas que nos tomemos. Otro día, en otro episodio más para el público masculino, hablaremos de las bellezas que uno puede disfrutar saliendo en Tailandia.
Por Alejandro Altisent