Por Invidente pero visible, Mariano Fresnillo. Sigueme en twitter: @ciegovisible
La ONCE participa en las Jornadas Hispano-Alemanas de Ajedrez, que se celebran en el Centro Cibeles de Cultura y Ciudadanía (Palacio de Cibeles) de Madrid, hasta el próximo 4 de noviembre. Este encuentro nos sirve de excusa para hablar hoy en estas líneas del deporte del “AJEDREZ”, pero jugado de manera diferente: con la cabeza y las manos.

Se trata de unas jornadas organizadas porla Embajadade Alemania, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid yla Delegación Territorialdela ONCEen Madrid, con las que se quiere ofrecer un impulso positivo a la juventud y a los ciudadanos dela Comunidadde Madrid para la creatividad y la motivación, además de acercar las dos culturas.
La ONCE, además de estar entre las entidades que han apoyado esta iniciativa, participó de forma directa durante la jornada del sábado 27 de octubre. Por la mañana, el ajedrecista con discapacidad visual Pedro José Rubio realizó partidas simultáneas sin tablero, y los ajedrecistas David Jiménez, María Elena Gálvez,TomásLaso y Eduardo Méndez, todos ellos ciegos o con discapacidad visual, celebraron un campeonato. El mismo sábado tuvo lugar el punto culminante de las jornadas con los cuatro torneos relámpago de las jóvenes promesas de España y Alemania, en las que participaron cuatro alumnos de Berlín.
El programa ha incluido también un torneo entre seis colegios de Madrid -cuatro españoles, el Colegio Suizo y el Colegio Alemán-; cursillos de ajedrez impartidos por profesionales de la Federación Madrileña de Ajedrez con el apoyo dela ONCE; la conferencia “El viaje por el fascinante mundo del ajedrez”, a cargo del prestigioso experto en ajedrez Leontxo García; o la instalación en el Parque de El Retiro de un tablero de grandes dimensiones realizado en mármol para que los ciudadanos jueguen al ajedrez, entre otras actividades.
El ajedrez es uno de los deportes más integradores, un deporte de larga tradición entre las personas con discapacidad visual, por su facilidad para ser practicado de forma integrada en las competiciones con personas videntes.
Para la práctica del ajedrez, los ciegos necesitan sólo algunas adaptaciones en el material de juego. Por ejemplo, el tablero tiene los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos para hacerlos diferentes al tacto. Además, las piezas negras llevan, en su parte superior, una protuberancia que las distingue de las blancas.
Cada casilla del tablero tiene un orificio en el centro, en el que se insertan las piezas a través de un pequeño vástago que éstas tienen en su parte inferior. Mediante este sistema, las manos del jugador pueden tocar todas las piezas sin derribarlas.
Las partidas entre ajedrecistas ciegos se juegan en dos tableros. Cada uno de los jugadores mueve las piezas en su tablero de modo que, al tocarlas, no moleste ni sea molestado por su contrario. Los relojes de ajedrez disponen de un mecanismo de voz con auriculares para acceder al tiempo de juego.
En definitiva, esta actividad no requiere de la vista como algo esencial e inclusive los expertos ajedrecistas pueden jugar sin tablero por memorizarlo todo en su cabeza. Es cuestión de entrenamiento y agilidad mental y cuando acaban las partidas como en el resto de deportes, estás agotado pero en este caso mentalmente. Una actividad de todos y para todos, en la que la vista no juega un papel preponderante.